En una de esas célebres frases de Picasso,
con las que adornaba de forma ingeniosa
y absolutamente carente de modestia ,
su carrera artística , afirmaba que le había
llevado toda una vida aprender a pintar
como un niño, mientras que a los doce años ya
dibujaba como Rafael.
En clase, Piluca y Bea pintan dos pájaros a partir
de unas fotografías, una con acuarela y la otra con acrílico.
Ajenas a estas disquisiciones del mundo del arte, sus metas y métodos de trabajo
se distancian tanto de las academias de Rafael como de las inspiraciones
de Picasso.
Por su parte, Madala desde una perspectiva de adulto, reinterpreta
un cuadro de Cezanne.
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