"Ingres fue uno de esos artistas para quienes el dibujo es algo sagrado y mágico; y la razón consiste en que ello le permitió conciliar el conflicto entre abstracción y sensibilidad. La diferencia entre lo que vemos y una hoja del papel en blanco en el que se han trazado unas cuantas líneas finas es muy grande. Sin embargo, es una abstracción que parecemos haber adoptado casi instintivamente en nuestro desarrollo artístico desde una edad muy temprana, y no sólo en las pinturas del Neolítico, sino también en los primeros dibujos egipcios. Y, a pesar de su carácter abstracto, el trazo lineal es capaz de plasmar el menor movimiento de la sensibilidad."
"Pero el dibujo al trazo tenía un valor suplementario para Ingres; me refiero a esa cualidad que Blake describe en estos términos: "He aquí una regla de oro lo mismo para el arte como para la vida: que cuanto más distinta, precisa y fina sea la línea que delimita tanto más perfecta será la obra de arte... Pues, ¿qué es lo que distingue la libertad del servilismo sino la línea exacta y bien marcada de la rectitud y de la certeza en las acciones y en las intenciones?". Con toda seguridad, Ingres habría retrocedido horrorizado ante cualquiera de los dibujos de Blake; pero no cabe duda tampoco de que habría comulgado con muchos de sus sentimientos. Supongo que ello explica ese famoso dicho de Ingres: "Le dessin c'est la probité de l'art (el dibujo es la probidad del arte)."
"Los primeros retratos a lápiz de Ingres parecen casi perfectos. Con todo, si se analizan bien, se aprecia una clara evolución ascendente; es decir un progreso en precisión y en concentración. De su estudio de la pintura del Quattrocento aprendió a explotar todas las posibilidades decorativas en el vestuario y demás accesorios. Holbein fue, obviamente, un gran maestro para él."
"No hay nada más fácil de copiar que un retrato a lápiz de
Ingres; lo difícil, por no decir imposible, es “copiar” de la naturaleza, pues
creo que plasmar, por un lado, el justo tono y color y, por el otro, la precisa
delineación sin caer en el formalismo es una proeza prácticamente imposible."
Kenneth Clark , La rebelión romántica.