Dibujo hecho por Clara con lápiz de grafito inspirado en una escena de la película.
Lobo es una parábola sobre la imposibilidad de desarrollar tu propia identidad en una sociedad estandarizada. Para ello la directora Nathalie Biancheri se sirve de un trastorno de identidad disociativo en el que las personas se identifican con un animal en concreto, un trastorno real que ella sitúa en una situación un tanto ficticia, un centro para tratarlo específicamente en el que se utilizan algunos métodos agresivos con el paciente.
En una primera escena nos presenta a un joven experimentando un momento de libertad moviéndose entre la vegetación de un bosque como si fuera un lobo. Posteriormente vemos cómo es trasladado por sus padres al centro de tratamiento de ese tipo de trastorno en el que hay diferentes pacientes, todos jóvenes adolescentes, cada uno se siente un animal diferente, una ardilla, un caballo, un panda, un perro... y una chica gata con la que enseguida el lobo empatiza. Todos estos personajes sirven como muestra de diferentes tipos de personalidad que no encajan en absoluto en el mundo real. En diferentes escenas vemos distintos tratamientos para que los pacientes se sientan humanos, por ejemplo el momento en el que la psicóloga les intenta hacer sonreír argumentando que ésa es una característica puramente humana. Donde queda más patente la imposibilidad de unificar todos estos caracteres es en la escena del baile, cada cual se mueve a su manera, más bien como animales brincando en una jaula que como personas bailando.
La ficción se vuelve más dura cuando presenciamos los métodos del psicólogo al mando del centro, obligando a los chicos a comportarse como los animales que dicen ser, los somete a terapias abusivas, incluso imponiendo castigos cruentos. Si el centro representa a la sociedad en esta metáfora y los pacientes a las personas con dificultades para adaptarse a ella, nos encontramos con diferentes aspectos de los métodos de castración o invalidación del ser individual por parte de dicha sociedad, sirvan como ejemplo la invalidación emocional ejercida por la psicóloga en diferentes escenas, la manipulación a través del miedo, a pesar de que la propia institución prohíbe todo tipo de violencia ejercida por los pacientes, esa misma institución que llega a utilizar métodos tan coercitivos como barras de descarga eléctrica. Hay una escena en la que el psicólogo pierde los estribos y para contener una especie de revuelta empieza a gritar a los pacientes como una bestia enloquecida hasta hacerlos callar, momentos antes diría " eso es la libertad, ser consecuente con uno mismo", cinismo y falsedad de una sociedad que exhibe y resalta valores que ella misma no cumple.
Disfruté especialmente con los movimientos del chico lobo cuando camina a cuatro patas,que revelan un estudio profundo de la comparativa entre la anatomía del hombre y el animal, creo que algo no visto en cine antes.
La película tiene una buena factura, bella fotografía y unas interpretaciones solventes a pesar de lo difícil del tema, pero por encima de eso cabe destacar el lirismo de algunas escenas como la lectura por parte del psicólogo de los pensamientos del chico lobo para intentar desacreditarlo delante de los demás pacientes, que al final, y sólo para el espectador ,se convierten en un poema a la diferencia y al sentimiento de extrañeza, o la escena final, que es la misma del comienzo, que nos deja esa sensación de tristeza por lo implícito de la imposibilidad de esa vida al margen siguiendo tus propios senderos.
Comentarios por Jorge.
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